Dicen que es el vampiro más sexy de la historia, más incluso que Brad Pitt o Tom Cruise. Desde que en 2008 protagonizó la primera entrega de «Crepúsculo», el rostro de Robert Pattinson ha sido un fijo en la gran pantalla de la fama, tan sólo eclipsado por su compañera de reparto Kristen Stewart. Ambos han pasado por Madrid para promocionar «Luna Nueva», la segunda entrega de la exitosa saga de la autora alemana Stephenie Meyer. La cinta se estrena el próximo miércoles en nuestro país -48 horas antes que en EE.UU.- como premio a la fidelidad de los fans españoles.
Desde primera hora de la mañana, un ejército de seguidoras -la mayoría jovencintas objetoras de la escuela por un día- le esperaban a las puertas del lujoso hotel donde se alojó el equipo de la película, en el corazón del Paseo de la Castellana. También los periodistas (más de doscientos acreditados) hacían cola en el exterior.
Hasta allí se acercaron Olga, Lucía y Adrien, tres veinteañeros que a las 7 de la mañana cogieron un avión desde Barcelona con ánimo de ver a los personajes de sus saga vampiresca favorita. «Queríamos ir al encuentro de Vistalegre, pero nos hemos quedado sin entradas porque la gente lleva durmiendo una semana en la puerta», se lamentaban. Pese a todo, gastaban buen ánimo. «Me encantan los cuatro libros y todos los actores», comentaba Olga. «¡Cómo me gustaría ser la directora del casting de la película!», especulaba.
Una vez dentro, los grititos adolescentes amenizaban la ronda de entrevistas con los protagonistas. Preguntado por el revuelo que levanta a cada paso, Pattinson admitió que tras el «halago» inicial, la explosión repentina de la fama -fue atropellado por un taxi en Nueva York cuando huía de las fans- le puso «muy nervioso». Ahora, aseguró, ha descubierto el secreto de su éxito, y lo lleva mejor: «Sé que todas esas fans no están aquí por mí, sino por mi personaje. Es Edward al que adoran, no a mí», declaró el joven actor, que atendió a la prensa junto a Kristen Stewart (Bella), Taylor Lautner (que da vida a Jakob, el hombre lobo) y el director, Chris Weitz.
Alta tensiónUno de los momentos álgidos de la charla (en la que se prohibieron las preguntas personales) estuvo relacionado con la relación en la gran pantalla de la pareja protagonista. Weitz explicó la evidente tensión sexual entre Edward y Bella, atenuada por la autora, mormona confesa y defensora de la virginidad antes del matrimonio. «Entiendo que en países tan liberales como España pueda chocar un poco, pero tiene gracia que Meyer vaya a contracorriente y defienda la virginidad en esta sociedad en que vivimos, donde se anima a mantener relaciones sexuales lo antes posible», apuntó. La joven actriz (que lució un vestido mini de tirantes) asumió la tesis de su director: «Encuentro muy dulce que Edward quiera proteger mi virginidad. Refleja que viene de otra época con otra moralidad», señaló en referencia al personaje del vampiro protagonista encarnado por Pattinson, y que en la cinta cuenta con 109 años.
En cuanto al rodaje, los tres actores recalcaron la buena conexión entre los miembros del equipo. «Tenemos una relación muy estrecha», aseguró Stewart, quien en todo momento se refirió a Pattinson como «Rob». Taylor coincidía con su compañera: «Somos muy buenos amigos. Nos divertimos mucho, sobre todo, en las escenas más físicas. Para mí ha sido un reto», dijo el actor de tan sólo 17 años y una musculatura bronceada (en la peli se quita la camisa y ya no se la vuelve a poner…) que recuerda a la de Rafa Nadal.
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